2ª Parte (Capítulos 16-30)


Capítulo 16
Mash, su hermana y ella habían ido al claro dónde Steven decía haber oído algo.
Celeste se pasó todo el camino parloteando con ella de asuntos sin importancia hasta que Mash les hizo un gesto para que guardaran silencio.
Se escondieron detrás de unos arbustos y miraron un poco más allá, de dónde venían los sonidos. Vieron a un grupo de guerreros, seguramente Kosh, que tenían apresados a un grupo de campesinos que iban a caballo.
-No hay demasiados. Preparaos por si acaso -les anunció Mash-
Esmeralda ideó un plan y se lo comunicó a Mash.
-¿Por qué no incendio a algunos de ellos a ver si se asustan?
-Celeste, crea una ráfaga de aire y tú incéndiala.
-Una llamarada de fuego... Me gusta -dijo Esme con una sonrisa-
-Cuando queráis.
-¿A la de tres? -preguntó Celeste-
-¡Tres!
Las dos hicieron uso de sus poderes y chamuscaron a uno o dos guardias, pero uno de ellos los vio y alcanzó su arco a tiempo para disparar una flecha antes de que las hermanas pudieran liquidar-lo a él también.
La flecha alcanzó a Mash. Las hermanas se lo llevaron un poco más hacia el claro para que estuviera relativamente a salvo.
-Tenemos que llevarlo de vuelta -dijo Celeste alarmada por el estado de su amigo-
-Llévalo tú. Yo me quedo -dijo Esme lanzando una mirada feroz hacia el lugar donde estaban los Kosh-
-¿Estás loca? ¿Qué piensas hacer?
-No puedo dejarlos marchar. Solo quedan unos pocos, no te preocupes. Y luego ayudaré a los campesinos.
-Que sepas que creo que estás loca. Y mucho -dijo Celeste levantando a Mash del suelo-
-Yo también te quiero -contestó Esmeralda riéndose-
Capítulo 17
Celeste ya se había ido hacía unos minutos y Esmeralda había usado su elemento, el fuego, para eliminar a los dos guerreros que quedaban.
Luego, se había acercado a los tres campesinos, pero éstos la miraron con temor y se fueron corriendo.
-Qué gente más rara -se dijo Esme a sí misma-
-¿Tú también lo crees?
Al oír aquella voz dio un respingo y se preparó para atacar en caso de que fuera necesario. Pero cuando se giró vio que tenia la espada de aquel que había hablado en el cuello.
Cuando Esme decidió mirarlo a los ojos, notó que lo reconocía. Aquellos ojos castaños...
-¿Vas a dejarme ir por las buenas o …?
-¿Te atreves a amenazarme? ¿Qué harás? ¿Lo mismo que la última vez? -le preguntó él con algo de guasa-
Ella lo miró con cara de estar perdida.
-¿No te acuerdas? ¿En serio? Deberías recordar a quién atacas.
-Oh. Pues lo que hice la otra vez también puedo hacerlo esta -lo volvió a amenazar ella-
Esmeralda recordó que fue él quien la había aprisionado en la mazmorra, cuando salvó a la gente y a Steven. Y fue a él a quién atacó para liberarse.
-Pero esta vez yo ya estoy preparado. Y no deberías amenazarme. Puedo matarte ahora mismo.
-Si quisieras matarme ya lo hubieras hecho -dijo ella alejándose de él-
-¿Te parece bien un trato? Sin violencia -dijo él bajando la espada-
-O me dejas ir o no sé que va a pasar, pero... déjame en paz.
-No creo que eso ocurra. Oye, escucha: te dejo irte si... me das la información que necesito. Solo eso.
-¿Y cómo sé que no es un trampa? Además, no sé nada.
-No tienes otra opción. Y todavía no sabes que información quiero -dijo él sonriendo-
-Eso no me importa.
-Yo creo que sí. Dime su nombre. Sé que tenéis a alguien nuevo en el grupo. Su nombre es lo único que quiero.
-Si te lo digo me dejarás marchar, ¿no? Steven es su nombre.
-Bien -el dio media vuelta dándole la espalda a Esme- Por cierto, no está bien que no sepas quién soy. Yo sí sé quién eres.
Luego se marchó.


Capítulo 18
Esmeralda no perdió el tiempo y volvió corriendo a la casa.
Era muy extraño que aquel chico la hubiese dejado marchar. Pensó en contárselo todo a Dalia, pero comprendió que se enfadaría mucho si se enteraba de que se había despistado y casi la capturaban. Primero debía averiguar quién era aquel chico y si estaban en peligro, pues él sabía dónde se encontraban.
Se le ocurrió la idea aprender sobre el enemigo y así obtener información.
Cuando llegó a la casa vio que todos estaban en el dormitorio de Mash y entonces se acordó de que lo habían herido.
-¿Está bien? -preguntó ella-
-Sí, solo necesita tiempo -le dijo Celeste- ¿Qué tal te ha ido?¿Problemas?
Al principio tardó un poco en responder y eso preocupó a Dalia, y cuando Esme se dio cuenta de que todos la miraban ella dijo:
-No... Todo bien -hizo un gesto con la mano para quitarle importancia-
-De acuerdo. Noelia, ¿cuándo piensas volver a partir? -preguntó Dalia-
-En un día o dos. Pero puedo salir hoy. ¿Qué necesitas? -respondió Noelia-
-Entérate de lo que pasa por el norte.
Todos miraron a Dalia, pues sabían que hacia el norte se encontraba el castillo de Astaroth.
-Sabes que eso es peligroso. Haré lo que pueda. Adiós.
-¿Ya te vas? -le preguntó Esme-
-Está lejos. Cuanto antes salga, mejor.
-¿Puedo antes hablar contigo, Noelia?
-Claro, vamos.
Noelia y Esmeralda salieron de la habitación para poder hablar con más tranquilidad.
-¿Qué quieres?
-Tu sabes bastante sobre los Kosh... -empezó a decir Esme-
-No querrás unirte a ellos, ¿verdad? -preguntó Noelia escandalizada-
-No, no. Quiero saber acerca de ellos. Sus técnicas y demás...
-Tampoco es que yo sepa mucho... Mejor pregunta a Dalia...o a Tatiana.
-¿Y qué iba a saber Tatiana? -se extrañó Esme-
-No se lo he dicho a nadie pero... me da la impresión de que oculta algo. Algo gordo.
-Vale. Veré qué puedo hacer. Gracias de todos modos.
-Bah, de nada. Hasta luego.
Noelia se marchó y Esmeralda se fue a su habitación a esperar a que todo volviera a la normalidad, aunque ella más que nadie sabía que eso no iba a ocurrir.


Capítulo 19
Dalia y Steven se fueron los primeros de la habitación de Mash. Salieron hablando de preparar una práctica de magia. Después de ellos, fue Celeste quien se retiró pidiendo a Tatiana que se quedara haciendo compañía a Mash un poco más.
Le dolía la cabeza, pero se alegró de poder irse a descansar. Fue a la habitación que compartía con su hermana con la idea de dormir unas horas y despejarse un poco, pero esa idea se esfumó tan rápido como llegó al ver a Esmeralda tumbada boca arriba con los ojos vidriosos.
Se acercó a ella y se sentó en el borde de su cama. No supo que decirle. Le daba la impresión de que hiciera hiciera, no conseguiría animarla.
-¿Estás bien?
-Sí -respondió Esme malhumorada-
Celeste se rió ante aquella respuesta y Esmeralda la fulminó con la mirada.
-Vale. ¿Y qué te pasa?
-La vida es complicada.
-Pero eso ya lo sabías.
-Pero el caso es que se ha complicado más de lo normal.
-Cuéntame.
-Es que... -dudó Esme-
-Venga. Nunca nos hemos ocultado nada. Dime que te pasa y quizá pueda ayudarte.
-Pero... Prométeme que no se lo contarás a nadie y a Dalia menos aún. ¿Vale?
-Sí, claro.
Esmeralda le contó todo lo que le había pasado aquel extraño día.
-¿Entonces no sabes quién era ese chico?
-Bueno... Sé que ya nos vimos en las mazmorras.
-Pero sigues sin saber si es peligroso.
-Es un Kosh. Es peligroso.
-¿Y qué vas a hacer?
-Averiguar quien es y si estamos en alto grado de peligro. Porque en peligro estamos siempre -respondió Esme con una sonrisa cansada y sin la más mínima alegría-
-Pero para eso tienes que hablar con Dalia -replicó Celeste sin hacer caso del último comentario de su hermana-
-Noelia me ha dicho que también puedo preguntarle a Tatiana.
-¿Tatiana?
-Sí, yo también me sorprendí. Pero oculta algo.


Capítulo 20
Dalia y Steven estaban en la parte posterior de la casa. Habían salido para poder empezar a realizar algunos ejercicios mágicos. Cuanto antes empezaran mejor, pensó Dalia. Sobretodo ahora que los Kosh se acercaban cada vez más.
-Lo primero que tienes que hacer es concentrarte en tu elemento.
-¿Y qué hago exactamente? -preguntó Steven remarcando la última palabra-
-Piensa en tu elemento -repitió ella- Tienes que pensar en la tierra.
-Porque la tierra es mi elemento, ¿cierto?
-Así es. Concéntrate.
Steven cerró los ojos e imaginó un prado verde lleno de múltiples flores y altos árboles alrededor.
-Mira tus manos -le indicó Dalia-
Steven se miró las manos y vio que tenia un resplandor verde y marrón en ellas. Dio un grito de sorpresa y emoción y vio que iba desapareciendo aquel color.
-¡No pierdas la concentración!
Steven volvió a pensar en el prado y sus manos volvieron a brillar.
-Me gusta -sonrió él-
-Es increíble -musitó Dalia como para sí misma- Nunca había visto a nadie con una afinidad tan fuerte por un elemento como tú.
-Soy afortunado.
-Y tanto -sonrió Dalia- Puede que sea verdad que tu ayuda nos sirva.
-Eso te dije -le recordó Steven-
-Pero no te tomé muy enserio.
-Lo sé.
-Sigamos con los ejercicios. Pon las manos en el suelo y sigue concentrándote. Intenta que tu energía fluya por la tierra.
Steven se arrodilló en el suelo e hizo lo que Dalia le había pedido.
En apenas unos segundos empezó a crecer una florecilla delante de él.
-Ahora algo más difícil.


Capítulo 21
Tatiana había esperado a que Mash se durmiera y luego había salido al bosque a estar sola. Amada soledad. En aquellos momentos estar sola era lo único que la podía ayudar.
Estuvo allí, bajo el árbol el cual solía sentarse, durante unas horas hasta que volvió a percibir algo. No podía evitarlo. Era su don. Su naturaleza. Y estaba harta de aquello.
Todo había empezado veinte años atrás. Ella tenía alrededor de cuatro años y estaba con su madre. La niña estaba jugando y su madre se encontraba dormida. De repente empezó a escuchar voces y se giró hacia todos lados buscando a quien había hablado pero no había nadie más en la habitación. Despertó a su madre, quien le preguntó qué le pasaba. La niña le contó que había alguien que no dejaba de hablar. La mujer le dijo a su hija que le contara qué oía y la pequeña le dijo que la voz decía que estaba cansada y quería volver a dormirse. La mujer se extrañó muchísimo y la pequeña Tatiana le dijo que ahora la voz decía lo extrañada que estaba por algo. Su madre lo comprendió y le dijo a la niña que tenía la habilidad de poder oír algunos de los pensamientos de las personas. A Tatiana le gustó poder contar con aquella afinidad, la cual consideró un don. Pero su madre había muerto dos años después, cuando ella todavía era una niña. Intentó olvidar y dejar atrás la pena que sentía pero cada vez que hablaba con alguien oía los pensamientos de esa persona que siempre llegaban a ser los mismos : <<Pobre chiquilla. Se quedó sin madre muy pronto>> <<¡Qué pena! ¿Habrá superado la pérdida de su madre?>> Fue entonces cuando se cansó de que la compadecieran y empezó a ser una solitaria. Y también fue cuando decidió que aquello no era un don, sino una maldición.
Seguía bajo el árbol cuando se dio cuenta de que había revocado recuerdos pasados e indeseados. Volvió a percibir un pensamiento que llevaba su nombre : <<¿Dónde puede haberse metido Tatiana? ¡Para una vez que la necesito urgentemente!>> Enseguida supo que aquel pensamiento pertenecía a Esmeralda, ya que ella era la única que tenía aquel temperamento. Decidió volver a la casa, pero no porque la necesitaran allí, simplemente tenía curiosidad sobre el tema del cual querría hablarle Esmeralda.


Capítulo 22
Esmeralda ya había perdido la paciencia. Y sabía que de eso no resultaría nada agradable. La última vez que había perdido los estribos, la habían encerrado en su habitación una semana y nadie le dirigía la palabra. Ni siquiera su hermana.
No encontraba a Tatiana por ningún lado y eso que la había buscado por toda la casa y los alrededores. Claro está, Esmeralda no sabía que el árbol de Tatiana estaba adentrándose en el bosque.
Había decidido irse ya a su habitación para no hacer nada de lo que luego pudiera arrepentirse cuando en ese mismo instante, Tatiana entró por la puerta.
-¿Me buscabas?
-Sí. ¿Lo sabías? -es extrañó Esme-
Tatiana olvidaba a veces que se suponía que los demás no sabía que ella podía oír sus pensamientos, aunque eso era solo en algunas ocasiones.
-No. ¿Cómo iba a saberlo? -pronunció esa frase como un chiste, del cual Esmeralda no podría encontrar la gracia- Habrá sido intuición.
-Vale, lo que sea. Yo solo quería comentarte un par de cosas a ver si tú me podrías ayudar.
-Claro.
Tatiana fue a la cocina y se sentó en uno de los taburetes. Esmeralda, todavía con los nervios un poco fuera de lugar, decidió quedarse de pie.
-Bueno, dime -dijo Tatiana-
-No era nada muy importante, pero querría... información.
-Si no me dices de que se trata no puedo decirte nada -contestó Tatiana secamente-
En una situación más normal, Esme se habría puesto furiosa ante que aquel tono de voz se dirigiera a ella, pero sabía que necesitaba la información y tenía que conseguirla.
A su vez, Tatiana se extrañó al ver a Esmeralda tan tranquila en apariencia, pues sabía que aquella respuesta la haría rabiar.
-El caso es que la información que quiero es sobre los Kosh, de ahí que intento ser más delicada.
-Vale. ¿Exactamente que quieres saber?
-No sé. ¿Quiénes son los más peligrosos? ¿Hay alguno al cual no debamos enfadar?
-¿Enfadar? ¿Qué has hecho? No, mejor no quiero saberlo. Pues... peligrosos son todos pero algunos hay más que otros. Como por ejemplo el consejero de Astaroth, que sabe defenderse muy, pero que muy bien con el hacha, pero de él no hay que preocuparse a menos que intentes una directa contra Astaroth. También hay dos hermanos muy buenos... y luego está el capitán de ellos.
Esmeralda pensó qué de aquel chico, Tatiana no tendría ni idea, pero no sabía cuan equivocada estaba.
-Háblame de ellos.
-Sí. Los hermanos son muy diestros con la espada. De ellos no hay más que contar.
-¿Y del capitán?


Capítulo 23
-Del capitán...No sé qué decirte. Está en ese cargo por tener relación directa con Astaroth.
-¿Es su hijo? No sabía que Astaroth tuviera familia más allá del rey, aunque es verdad que yo nunca me he interesado por la política. ¿Tiene más familia?
-Prácticamente...no.
-¿Prácticamente? Oye, por favor, puedes confiar en mí. Y tampoco tendría a quien decírselo y con mi hermana también puedes contar.
-Bien. Astaroth tiene dos hijos, el capitán de los Kosh y una hija.
-¿Y dónde está ella? -preguntó Esme intuyendo la respuesta-
-Nadie sabe de su paradero.
-¿Huiste? -preguntó Esme, ya sabiendo que Tatiana era la hija de Astaroth-
-Simplemente no quise verme involucrada en aquello.
-Pero lo proteges. ¿Por qué?
-Ya te lo he dicho: no quiero tener nada que ver con esto.
-Tú misma. ¿Pero aun así me podrías dar la información sobre tu hermano?
-Pero no me gustaría que saliera herido, ¿de acuerdo? Yo he estado intentando que me escuche y razone, pero parece imposible. Aún espero que cambie de opinión.
-Yo solo quiero saber para distinguirlo de los demás, así que no hace falta que te preocupes, ya que si es el capitán paso de enfrentarme a él.
-Es el capitán. Y es peligroso.
Tatiana le describió a su hermano, y Esme se dio cuenta de que el hermano de Tatiana era el chico con el que se había cruzado. Esmeralda asintió al entender aquello.
-¿Lo has visto? -preguntó Tatiana-
Esme pensó en la respuesta que debía darle.
-Sí, en el claro del bosque. Huyó.
Tatiana suspiró aliviada.
-No me malinterpretes. Es un Kosh y no está bien que consiguiera escapar, pero entiéndelo: es mi hermano y no lo quiero muerto.
-Lo sé. Si fuera Celeste, yo...haría lo mismo.
-¿Algo más?
-No. Creo que por ahora me basta. Hasta luego.


Capítulo 24
Tatiana se fue de vuelta al bosque aliviada al poder haberse quitado una carga de encima. Ya no tenia tantos secretos.
Esmeralda, en cambio, se fue todavía más preocupada de lo que ya estaba. Tenia la esperanza de que solo fuera un Kosh más, pero resultaba que era, además, el capitán de ellos. Tatiana le acababa de contar que se llamaba Rick y era tres años más pequeño que su hermana. También le contó que su madre había muerto muy joven, cuando Rick tenia tan solo tres años y por lo tanto, no la recordaba. Y al empezar a gobernar su padre, él se volvió de su lado.
Se odió a sí misma cuando recordó que le había dado el nombre de Steven a él: al capitán de los Kosh.
Regresó a su habitación y allí encontró a Celeste.
Esmeralda se tumbó en su cama ignorando a su hermana.
-¿Hola? ¿Estas bien? ¿Has hablado con Tatiana?
Esme suspiró. No quería contarle la conversación que acababa de tener y por la cual preguntaba Celeste para no darle más dolor de cabeza del que seguramente ya tenia. Pero algo dentro de ella la contradijo: necesitaba desahogarse al igual que Tatiana había hecho con ella y le contó todo a su hermana.
Cuando acabó de relatarle hasta el más mínimo detalle, calló, esperando a que Celeste comentara lo enrevesado que era todo, pero no hizo nada, solo apartó la mirada y se quedó así, en silencio.
Esmeralda siguió esperando hasta que, de nuevo, perdió la paciencia.
-¿Sigues ahí?
-Estoy en shock.
-Sí, eso ya lo veo.
-¡Hey! No te burles. ¿Tú no estás preocupada?
-Sí, pero no veo nada que pueda hacer yo.
-¿Contárselo a Dalia quizá? -sugirió Celeste-
-¿Tú qué crees que pasaría si Dalia se enterara de que he estado “hablando” con el jefe de los Kosh y no le he dicho nada hasta ahora?
-Que estarías muerta. Entonces supongo que no vas a hacer nada, ¿no?
-Así es. Y como seguramente no lo vuelva a ver...pues no me importa. En todo caso, de una manera u otra, los Kosh ya saben donde estamos.


Capítulo 25
Pasaron los días. Mash se iba recuperando de la herida que le produjo aquel Kosh. Dalia y Steven practicaban magia todos los días consiguiendo rápidos progresos. Tatiana y Esmeralda habían empezado a llevarse bien ahora que compartían un secreto aunque también lo supiera Celeste. Y Celeste siempre estaba al lado de Mash, cuidando de él, porque tampoco tenía nada más que hacer.
Durante aquellos días, nadie habló ni siquiera por un momento ni de Astaroth ni de los Kosh ni de ningún problema por ese estilo. Todos intentaban llevar una vida normal fingiendo que no había peligro. Hasta Esmeralda olvidó su encuentro con Rick, y Celeste había dejado de estar preocupada por los problemas de su hermana.
Así que todo estaba en aparente calma, pero aunque parecían haberlo olvidado, todos sabían que aquella tranquilidad era solamente temporal. Y así fue. Porque uno de aquellos días llegó Noelia con las noticias del norte que Dalia le había pedido tres semanas atrás.
Cuando Noelia llegó, se puso a llamar a Dalia a gritos y todavía montada a caballo, como hacía cuando las noticias que traía eran urgentes.
-¿Noelia? Bienvenida. ¿Qué sucede?
-Deja los saludos para más tarde. Traigo información y no creo que te guste.
-Era de esperar que las noticias que trajeras no iban a ser dignas de alegría.
-¡Y tanto que no son para alegrarse! -exclamó Noelia- Creo que Mash, como guerrero, debería estar presente.
-Lamento decir que Mash fue herido, aunque queda poco para su recuperación total.
-Es una lástima. ¿Aun así no quieres que esté presente?
-No quiero alterarlo, pero... Vayamos a su dormitorio.
-Primero voy al establo.
Dalia fue a la habitación de Mash a esperar allí a Noelia.
-¡Celeste! ¿Qué haces aquí? -preguntó extrañada Dalia-
-Dalia, Celeste me está ayudando. Es aburrido estar aquí solo sin valerse por sí mismo -respondió Mash por ella-
-Ha venido Noelia y trae noticias -dijo Dalia mirando a Celeste significativamente-
-Iré... ¿a buscar a Esmeralda? Sí, eso haré. Saluda a Noelia de mi parte -dijo Celeste saliendo de la habitación-
Estaba aún en el pasillo cuando llegó Noelia corriendo.
-¡Hola! -saludó Celeste-
Noelia ni se fijó en ella. Entró en el cuarto de Mash y cerró la puerta dejando a Celeste confusa.
-¿Qué habrá pasado? -murmuró ella-


Capítulo 26
Encontró a su hermana hablando con Tatiana y eso era un poco extraño, pensó, aunque no le dio demasiada importancia.
-Noelia ha vuelto -anunció a las dos-
-¿Dónde está? ¿Qué noticias trae? -preguntó Esme-
-Tiene una reunión privada con Dalia y Mash.
Esmeralda salió al pasillo. Celeste supuso que para espiar la conversación. Y así era, en efecto.
Esme, desde el pasillo, se giró hacia Tatiana y le dijo:
-¿No vienes?
-No. Ya me enteraré por mi cuenta.
-Vale. ¿Te vienes, Celeste?
-Sí, por supuesto.
Mientras Celeste y Esmeralda intentaban escuchar lo que decían, Tatiana se fue a su habitación, que estaba al lado de la de Mash. Tenía la intuición que le decía que lo conseguiría si lo intentaba. Así que se acercó a la pared que separaba los dormitorios y puso allí sus manos.
Si se concentraba lo bastante, entraría en la mente de Noelia, aunque solo por la superficie de sus pensamientos. Tardó unos minutos en conseguirlo, y se sorprendió cuando lo hizo, porque pocas veces lo lograba, ya que aquello dependía de la fuerza de voluntad que tenía la mente de esa persona.
Cuando ya tuvo acceso a la mente de Noelia, lo primero que “oyó”, fue su indecisión. Parecía que no sabía que contarles o no a Mash y Dalia. Al final les contó que del norte llegaba la noticia de la guerra. Los Kosh iban a iniciarla contra ellos, los rebeldes. Pero no dijo que en su viaje, los Kosh la habían capturado, retenido y amenazado hasta que ella juró por su sangre que haría lo que ellos le pedían. Y le habían pedido que mintiera. Tatiana se concentró más aún para llegar a descubrir la verdadera noticia. Pero cuando lo estaba logrando, la interrumpieron.


Capítulo 27
-¿Tatiana? ¿Qué haces?
Esmeralda había entrado en la habitación Tatiana, buscándola y la sorprendió con las manos en la pared y los ojos cerrados.
Vio que Tatiana estaba buscando una respuesta que darle. Para mentirle. Así que la interrumpió para que no le respondiera:
-Bueno...No me importa. ¿Te cuento lo que hemos averiguado?
Esmeralda no sabía que Tatiana tenía mucha más información que ella, y por eso prosiguió:
-No nos hemos enterado mucho, pues no se oía bien y parte de la conversación no la hemos entendido; pero va a haber una guerra, eso seguro.
-¿Los Kosh? -preguntó Tatiana fingiendo no saber nada-
-¿Quién si no? Supuestamente llegarán en primavera. Porque aunque aquí ya hay algunos, van a venir más. Quizá incluso venga Astaroth, ¿quién sabe?
-Yo lo sé. Mi padre no vendría sin estar seguro de su victoria. Y tenemos a Steven.
A Esmeralda le resultó extraño que confiara de esa manera en él y le replicó:
-Pero aún le queda mucho que aprender.
-Es el Salvador. Se supone que es el único que puede salvarnos.
-Tú lo has dicho: se “supone”.
-Vale...¿Y qué van a hacer Dalia y Mash?
-Creo que lo único que pueden hacer: estar preparados.
-¿En primavera? -preguntó Tatiana para sí- Aún hay tiempo -dijo sin estar convencida, porque sabía que Noelia mentía. Y si era verdad que los Kosh habían iniciado la guerra, seguramente atacaran antes-
-Todo tiempo que tengamos es poco.
-También es verdad. ¿Y Celeste? -dijo cambiando de tema, pues la guerra y la lucha siempre la deprimían-
-No lo sé. Creo que ha salido al bosque. Está muy alterada. Creo que ni siquiera yo puedo animarla esta vez, pero hay que intentarlo, ¿no? -le contó Esme sonriendo-
-Por supuesto.
-Pues eso. Hasta luego.


Capítulo 28
Todo el mundo estaba nervioso e intrigado por la llegada de Noelia. Excepto Steven. Pero no era porque no le importara; simplemente no se había enterado.
Estaba en el bosque, donde habían más plantas, practicando con su elemento.
Había aprendido a hacer crecer algunas flores y también arbustos y llevaba dos días intentando realizar un ejercicio al que Dalia llamaba “la comunicación con las flores”. Al principio, a Steven le pareció maravilloso tener aquel don, pero más tarde, pensó que era perder el tiempo y solo hacía aquello porque Mash aún estaba enfermo y por lo tanto, se habían suspendido las clases de lucha.
Comunicarse con las flores, pensó, era una tarea sin sentido. ¿Para qué iba a servirle? Pero de todos modos, lo intentó. Dejó su mente libre de pensamientos y la abrió a la naturaleza. Sintió un calor interior y una familiaridad que le hizo sonreír. Guardó silencio y esperó. No sabía si iba a oí algo o no, pero él esperó y al fin le pareció escuchar algo y empezó a murmurar:
-¿Hola?
Oyó un siseo.
-¿Hay algo que me podáis decir? -al decir aquello se sintió como un estúpido-
Una tristeza profunda se halla en nuestro bosque.
Steven se levantó, ya que estaba en el suelo, y preguntó:
-¿Dónde?
Te mostraremos el camino.
De pronto, algunas briznas de hierba se movieron a su derecha.
Steven se dirigió en aquella dirección y cuando los arbustos dejaron de moverse, se paró. Entonces, con el silencio del bosque, escuchó un lamento y se acercó.
Estaba bajo un árbol que daba amplias sombras, aunque aquel no era un día soleado. Con los brazos rodeaba las rodillas, y en ellas ocultaba la cara con sus lamentos.
Sintió una presencia a su lado y dio por supuesto que era su hermana. Levantó la cabeza y cuando vio que no era ella apartó la cara para secarse las lágrimas.
-¿Puedo? -preguntó Steven haciendo un gesto al lado de ella-
-Tú mismo.
-Vale -dijo él sentándose- ¿Estas bien? Lo siento, sé que es una pregunta estúpida.
-Tienes razón. También yo soy estúpida.
-No he querido decir eso. Celeste, yo...
-Ya lo sé. Oye, no te ofendas, pero quiero estar sola.
-Pues yo creo que necesitas desahogarte.
Celeste sabía que Steven tenía razón y aunque también sabía que luego se arrepentiría, se abrazó a él y lloró en su hombro. Steven se sorprendió pero reaccionó abrazándola a ella también.
Esmeralda había salido a buscar a su hermana. La vio abrazada a Steven y decidió no interrumpir.
Pero ella misma se sorprendió sintiéndose celosa.
Siempre había tenido a Celeste para ella sola. Ella siempre había sido la única persona a la que podía acudir Celeste, y comprender de pronto que ya no era así la asustó.
>>Ya era hora de que las cosas cambiasen>>


Capítulo 29
Cuando Selene la había llamado, ella iba de camino a la playa con sus amigas, pero cuando le dijo que se trataba de Steven dio media vuelta con el coche y se dirigió a la casa de Selene.
Cuando llamó al timbre, Selene no tardó nada en abrir porque estaba esperándola.
-¿Lisa? Adelante, pasa.
-Gracias por llamarme.
-Creí que necesitabas saberlo.
-Por supuesto.
Entraron a la sala de estar y se sentaron en el sofá.
-¿Quieres tomar algo? -ofreció Selene-
-No, gracias.
-Traeré algo de todas maneras.
Selene fue a la cocina para volver con dos tazas.
-¿Café? -volvió a proponer-
-Supongo que sí -aceptó Lisa-
Tras un silencio, Selene habló:
-Me extraña que no te enteraras. Resulta que es una gran noticia, aunque no para bien.
-¿Pero qué ha pasado?
-Ése es el problema -se desesperó Selene- No lo saben.
-¿Cómo es posible?
-Dicen que perdieron la comunicación con Steven y los otros y que han desparecido.
-¿De verdad?
-Hasta del radar, lo cual es extraño.
-¿Y eso ha pasado alguna otra vez?
-El que perdieran la comunicación, sí. Pero nunca nadie ha desaparecido como lo han hecho ellos.
-No...no es posible -dijo Lisa, que ya estaba desolada-
-Terriblemente, lo es.
Lisa ya no pudo soportarlo más y empezó a llorar.
Había conocido a Steven en el instituto y fue en ese entonces cuando se enamoró de él. Al principio, era ignorada por él hasta que coincidieron con un grupo de amigos: ella y una amiga habían sido invitadas a una fiesta y Steven estaba allí con dos amigos. Fue en aquella fiesta cuando él se fijó en Lisa. Habían sido amigos desde entonces. Y ahora que estaban juntos... ¿desaparece? Aquello no era posible. Lo traería de vuelta. Costara lo que costase.


Capítulo 30
Aquella noche, mientras todos dormían, Steven estaba teniendo un extraño sueño. Le había ocurrido en algunas ocasiones desde que se hallaba en Lucelia.
Siempre soñaba generalmente lo mismo: un extenso bosque un tanto siniestro y a él corriendo por el bosque seguido de los que lo atraparon en las mazmorras de aquel castillo. Los Kosh.
Soñaba que corría durante un largo rato, pero finalmente, lo atrapaban y asesinaban. Pero aquella vez fue diferente. Porque una vez lo atraparon, apareció alguien más.
-¿Steven? ¿Eres tú? -dijo la persona, que parecía muy sorprendida-
-¿Quién eres? -preguntó Steven a la vez que gritaba de dolor- ¡Ayúdame!
-A eso he venido. ¿Qué puedo hacer para que vuelvas?
-¿Volver? Volver... ¿a dónde?
-A casa, Steven. Volver a casa.
-¿Quién eres? -repitió él-
-¿No me reconoces...? ¡Ven conmigo! -gritó la voz furiosa-
-No...no puedo -Steven siguió gritando de dolor mientras los Kosh lo apuñalaban una y otra vez-
La persona que estaba hablando con él gritó y los Kosh huyeron-
-Gracias -dijo él intentando levantarse-
-¿Qué puedo hacer para traerte de vuelta?
-¿Lisa? -dijo perplejo al reconocerla-
-Sí, pero eso no importa. ¡Vuelve! -gritó ella antes de desaparecer-
-¡Lisa!
Steven echó a correr de nuevo, pero esta vez no para huir, sino con la esperanza de encontrar a Lisa.
Estuvo llamándola en sueños hasta que se despertó de golpe. Lo primero que vio al abrir los ojos fue luz. Cuando se le aclaró la vista, comprendió que aquello era causa de que se olvidara de echar las cortinas (pues allí no había persianas).
Volvió a cerrar los ojos y se dejó caer nuevamente sobre la almohada. Entonces oyó unos susurros.
-¿Lo ves? Ha perdido la cabeza, como te decía.
-Tampoco es que tú estés muy bien, ¿sabías?
-Pero yo lo reconozco.
Steven volvió a abrir los ojos y vio a las dos chicas escondiéndose en el pasillo.
-¡Chicas! -las llamó- No os escondáis, que ya os he visto.
La primera en entrar en la habitación fue Celeste, seguida de Esmeralda.
-Lo siento -se disculpó Celeste-
-¿Quién es esa tal Lisa? -preguntó Esme de golpe-
-¿Por qué me preguntas por ella? -se sorprendió Steven-
-Porque no dejabas de llamarla -explicó Celeste suavemente-
-Supongo que soñé con ella.
-Quizá signifique algo -opinó Celeste-
-Dalia puede interpretar los sueños. Por si te interesa -añadió Esmeralda-